El ejercicio funcional simple es un tipo de entrenamiento que busca adaptar al sujeto a los movimientos de la vida cotidiana. De hecho, es muy recomendado tras procesos de rehabilitación para recuperar la movilidad plena tras una lesión. Además, puede realizarse en cualquier lugar y sin apenas equipación.
En el ejercicio funcional simple interviene el propio peso del cuerpo. Puntualmente pueden aplicarse pesos libres como mancuernas o balones medicinales.
Entrenar los músculos para la vida diaria
El entrenamiento funcional simple imita acciones cotidianas como levantar cargas, arrastrar objetos, saltar, subir escaleras o correr. El objetivo es mejorar la fuerza y la capacidad de reacción de los grupos musculares implicados en esas acciones de cara a mejorar la respuesta con el menor esfuerzo.
A diferencia de otros tipos de entrenamiento en los que se trabajan distintos músculos o grupos musculares de forma aislada, en el ejercicio funcional simple, se busca involucrar al mayor número posible de músculos para lograr una respuesta conjunta y coordinada.
Ejercicio funcional simple vs entrenamiento específico
Los deportistas profesionales repiten una y otra vez los mismos movimientos. Para mejorarlos, realizan un entrenamiento específico de los músculos implicados.
Este incluye rutinas que aíslan uno o varios grupos musculares necesarios para su actividad deportiva. Puede ser un brazo para los tenistas o las piernas para los futbolistas.
En algunos casos, como en el culturismo, el objetivo es desarrollar volumen muscular con fines exclusivamente estéticos. El resto del cuerpo pasa a un segundo nivel, ya que su funcionalidad no es tan importante para el desempeño de la actividad deportiva.
Para el entrenamiento que nos ocupa, los movimientos no son aislados, sino integrados en el movimiento total del cuerpo.
Y también pueden entrenarse para acometerlos con menos esfuerzo, más ágiles y sin lesiones (evitamos, por ejemplo, ese tirón doloroso tirón en las lumbares al coger a un niño o al levantar las bolsas de la compra).
Este es el objetivo del entrenamiento funcional simple: no se van a aislar músculos, sino a integrarlos en la misma acción. De esta forma, el entrenamiento funcional tiene un objetivo netamente práctico.
La clave del entrenamiento funcional simple es la transferibilidad: enseñar al músculo y al cerebro a ejecutar correctamente un movimiento. Una vez memorizado ese gesto motor y fortalecidos los músculos, estaremos en disposición de repetirlo correctamente en la vida real.
De esta forma, el objetivo del ejercicito funcional simple no es crear atletas de élite, sino ciudadanos con buena salud y capaces de desarrollar la actividad física diaria sin problemas.
Características del ejercicio funcional simple
- Se basa en movimientos multiarticulares
- Ejecución en diferentes planos (horizontal, frontal, sagital) y ejes.
- Se realiza con peso libre. Pueden intervenir barras, kettlebells, mancuernas, balones medicinales… De esta forma, los movimientos son más inesperados, a diferencia de la rígida dinámica de fuerza vectorial de los ejercicios en máquinas.
- Incorpora aceleración e inercia. El entrenamiento específico en máquinas inhibe este tipo de fuerzas. En cambio, el entrenamiento funcional libre no solo las incorpora, sino que las fomenta para lograr mejoras en las adaptaciones musculares.
- Obliga a pensar y ejecutar de forma global. Si el entrenamiento específico se realiza de forma automatizada, en el ejercicio funcional simple, el sujeto debe ser consciente de su cuerpo en todo momento, gestionando la fuerza y la posición del mismo.
- Desarrolla la propiocepción y el control corporal.
- Implica un alto grado al core como estabilizador del movimiento y regulador de la postura.
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